GRUPOS DE TRABAJO

Nuestro presente tecnológico e hiperconectado, exige a los profesionales de la Psicología, la necesidad de normalizar el uso de la tecnología y adaptarla sin miedo a nuestra vida personal y profesional, lo cual pasa por conocer las redes sociales más populares y su funcionamiento, los peligros de interactuar con personas desconocidas entre otros o las consecuencias indeseables del acceso a contenidos no deseados como la pornografía, que en último término están generando nuevas modalidades de agresiones sexuales entre los jóvenes, que asustan por su ausencia de empatía.

Vivimos inmersos en la cultura de la inmediatez, en la que predominan los métodos rápidos que nos proporcionan recompensas inmediatas, en contraposición a actividades como esforzarse para obtener una recompensa a largo plazo o incluso, aburrirse.

El diseño de las tecnologías como Internet, el móvil y los videojuegos son mecanismos acelerantes que afectan a la capacidad de control y a la reflexión, incrementando la posibilidad de que los usuarios, en especial niños y adolescentes sean víctimas de los ciberdelincuentes y de conductas potencialmente peligrosas para ellos. La probabilidad de que seamos víctima de los ciberdelincuentes o de sufrir una adicción está en último término, en nosotros mismos y en la actitud con la que nos enfrentamos a esas actividades.

Debemos dotar a los profesionales y a la comunidad educativa de conocimientos y competencias que les ayuden a superar la brecha digital, para que realicen un trasvase adecuado a la infancia y adolescencia, además de hacer hincapié en trabajar aquellas situaciones de aprendizaje, en las que se necesita emplear un esfuerzo mayor. Elegir bien es la mejor de las libertades.